Por Cala H.Cervera, 2013

Actualmente, la mayoría de nosotros hemos tomado o conocemos los suplementos nutricionales. En algún momento hemos recurrido a ellos para mejorar nuestra energía o para recuperarnos de alguna enfermedad o para enfrentarnos a periodos de estrés, pero ¿realmente sabemos por qué funcionan o para qué sirven?.

Existen muchos tipos de suplementos nutricionales, pero los más básicos y necesarios para el organismo son los basados en: vitaminas, minerales, ácidos grasos esenciales (los Omegas) y aminoácidos.

Todos ellos cumplen importantes funciones para el organismo. Por ejemplo:

Las vitaminas y minerales sirven como componentes vitales de enzimas y coenzimas. Éstas son sustancias que activan reacciones químicas vitales para las funciones del organismo. La mayoría de enzimas están compuestas de una proteína y de un mineral y vitamina. Si hay carencia de alguno de ellos, las enzimas no pueden funcionar.

Por otro lado, las coenzimas apoyan los procesos de las enzimas. Muchas coenzimas están compuestas de vitaminas y minerales. Sin estas coenzimas las enzimas pierden fuerza para actuar. Por ejemplo, las vitaminas C y B3 funcionan como coenzimas de la enzima delta-5-desaturasa, la cual se encarga de producir sustancias antiinflamatorias (prostaglandinas PG1 y PG3) necesarias para que la ovulación y menstruación ocurran sin molestias.

El mineral selenio, por otra parte, es vital para activar la enzima deiodinasa que se encarga de la conversión de las hormonas de la glándula tiroides, de vital importancia para la fertilidad.

Los suplementos de aminoácidos, por ejemplo, se encargan de reconstruir músculos, huesos, piel, cabello, órganos, células, fluidos, producen anticuerpos para combatir virus y bacterias y forman parte del sistema hormonal. De hecho, las hormonas están hechas de aminoácidos, aparte de lípidos (o grasas).

Por ejemplo, la glándula tiroides necesita el aminoácido tirosina junto con las vitaminas B6 y C y el mineral yodo, para generar las hormonas T3 y T4, fundamentales para producir ovulaciones cada mes y para que la fase luteal (el periodo comprendido entre ovulación y menstruación) sea lo suficientemente largo como para sostener el óvulo fecundado.

El aminoácido histidina aumenta los niveles de histamina, la cual activa la libido y favorece los orgasmos.

Por otro lado, el aminoácido arginina, aumenta la circulación del aparato reproductor, favoreciendo la calidad de las erecciones y llevando nutrientes al útero y demás órganos reproductores femeninos.

El triptófano, otro importante aminoácido, ayuda a evitar los síntomas del síndrome premenstrual como la ansiedad por la comida, la depresión...

Los ácidos grasos esenciales (o también llamados Omegas), son vitales para mantener sanas las membranas de las células y para producir sustancias parecidas a las hormonas que mantienen la inflamación en el organismo bajo control. Por ejemplo, el aceite de pescado, junto con nutrientes como las vitaminas B6, B3, C, biotina y los minerales magnesio y zinc, se convierten en prostaglandinas PG 3, reguladoras de las hormonas, que ayudan a evitar el síndrome premenstrual y favorecen una ovulación sana.

Habiendo visto lo importantes que son las vitaminas, minerales, aminoácidos y ácidos grasos esenciales en nuestra salud, no es de extrañar que cualquier deficiencia en estos nutrientes pueda causar grandes desequilibrios en nuestro organismo. Muchos factores pueden ser causa de deficiencias nutricionales. Por ejemplo:

  • Una mala alimentación alta en, por ejemplo, azúcares, lácteos, harinas refinadas y grasas saturadas.
  • Un nivel alto y continuo de estrés.
  • La exposición continuada a contaminantes como polución atmosférica, radiaciones, pesticidas, conservantes, metales pesados.
  • El uso prolongado de la píldora anticonceptiva o el DIU.
  • El uso continuado de otro tipo de fármacos como corticosteroides, antibióticos o antiinflamatorios.

Por todas estas razones y porque estos factores están muy presentes en nuestra vida moderna, es fundamental el uso de suplementos nutricionales que nos aseguren que obtenemos todos los nutrientes necesarios para activar los procesos bioquímicos de nuestro organismo.

Muchas personas y profesionales de la salud opinan que con una dieta equilibrada no es necesario tomar suplementos nutricionales. En mi opinión, no existe la dieta equilibrada, puesto que no tenemos control sobre las cantidades de nutrientes que contienen los alimentos que ingerimos. Hoy en día, estamos sobrealimentados pero desnutridos. Veo cada día en consulta personas que comen tres comidas al día, supuestamente completas, y, sin embargo, presentan síntomas de desnutrición celular. A veces esto ocurre porque su aparato digestivo sufre de algún trastorno que no les permite absorber, pero en muchos casos ocurre porque los alimentos y sustancias que ingieren están desprovistos de los nutrientes suficientes para mantenernos con una salud óptima. Esto puede ser debido a una desmineralización de los terrenos y/o al tiempo que le toma al producto, una vez recolectado, llegar a las tiendas y a nuestras casas.

Una deficiencia de nutrientes puede causar problemas en el sistema hormonal y complicar o dificultar la fertilidad de una persona. Estos problemas son:

  • Exceso de estrógenos y deficiencia de progesterona.
  • Ovarios poliquísticos.
  • Endometriosis.
  • Infecciones crónicas pélvicas, como la candidiasis.
  • Hipotiroidismo.

 

EXCESO DE ESTRÓGENOS Y DEFICIENCIA DE PROGESTERONA

Los estrógenos son un grupo de hormonas (estrona, estradiol y estriol) que junto con la hormona progesterona se encargan, entre otras cosas, de la capacidad reproductiva del organismo femenino. Para que la salud de las hormonas sexuales esté equilibrada es fundamental que los estrógenos y la progesterona se encuentren en perfecta armonía. Entre estas hormonas existe un tipo de danza donde en la primera parte del ciclo menstrual actúan los estrógenos estimulando el crecimiento de los folículos ováricos para preparar el óvulo, que más adelante, puede (o no) ser fertilizado. Este proceso estrogénico alcanza su punto álgido en la ovulación y a partir de ella los estrógenos comienzan a disminuir su producción dando lugar a la progesterona, que se encarga de preparar al endometrio para aceptar y nutrir al "posible" óvulo fertilizado el tiempo necesario para que se convierta en un bebé. También suprime cualquier rechazo inmunitario hacia el embrión, el cual contiene proteínas del padre (cuerpo extraño en el organismo de la madre).

Como podemos ver el equilibrio entre estas hormonas es de vital importancia no sólo para la fertilidad sino para mantener el embarazo hasta el final.

En los últimos años se han llevado a cabo importantes estudios que demuestran que una gran mayoría de los problemas relacionados con el desequilibrio de las hormonas sexuales viene dado por un exceso de estrógenos (especialmente estrona y estradiol) y una deficiencia de progesterona en el organismo. Existen varios factores principales que pueden influir en esto:

  • Exceso de xenoestrógenos presentes en el medio ambiente.
  • Deficiencia de nutrientes para mantener el hígado activo en su limpieza de hormonas.
  • Desequilibrio intestinal.


Xenoestrógenos

Son sustancias ajenas al cuerpo (pesticidas, plásticos, compuestos industriales y drogas farmacéuticas) con un efecto estrogénico. Estos químicos tienen la estructura molecular muy parecida a los estrógenos y pueden unirse a los receptores hormonales de las células obstruyendo la respuesta hormonal natural, pueden también bloquear los receptores hormonales y destruir los mensajes hormonales. El resultado es una deficiencia de estrógenos en los lugares donde se necesitan y, por contrapartida, un aumento de estrógenos en sangre, y a la vez, una deficiencia de progesterona.

Deficiencia de nutrientes

La degradación de los estrógenos y la progesterona ocurre en el hígado. Para que esto ocurra son de vital importancia las vitaminas del grupo B (incluidas B1,B2, B5, B6, B12, ácido fólico, la colina y el inositol) y los minerales zinc, selenio, cobre y magnesio, además del glutatión, sulfuro y glicina. Sin todos estos nutrientes, este proceso de limpieza no se puede llevar a cabo. Por ejemplo, el estradiol (el estrógeno más potente de todos), se degrada en el hígado con la ayuda de las enzimas del hígado y junto con todos los nutrientes antes mencionados, pasa a ser convertido en estriol (el estrógeno más suave de todos) que junto con la fibra de la alimentación es eliminado del organismo. Sin esos nutrientes pueden aparecen los efectos y síntomas típicos de exceso de estrógenos y deficiencia de progesterona como son: falta de deseo sexual, menstruaciones irregulares, dolor de mamas, aumento de peso, infertilidad, imposibilidad de sostener el embarazo y un largo etcétera.

Desequilibrio intestinal

Una vez degradados los estrógenos a través del hígado, éstos son llevados, a través de la bilis, al intestino para ser eliminados (otra parte es eliminada a través de la orina también). Si el colon tiene un crecimiento excesivo de bacteria "no amiga", ésta puede aumentar los niveles de la enzima beta-glucuronidasa, encargada de la reabsorción de los estrógenos de nuevo a la sangre. Por este motivo es de vital importancia aumentar la flora amiga y la fibra de nuestra alimentación. En estos casos, además de cuidar la alimentación con más vegetales y especialmente con semillas de lino recién molidas (ricas en lignina, un tipo de fibra que es convertida por la flora intestinal en una sustancia antiestrogénica), es muy importante el uso de probióticos (suplementos de lactobacillus acidofiluis y bidifobaterium bifidum, principalmente).

Entonces, los nutrientes más importantes para mantener un nivel óptimo de estrógenos y progesterona son:

Grupo de las vitaminas B: El hígado necesita este grupo de vitaminas para degradar los estrógenos y permitir que sean arrastrados por la bilis hasta el intestino para ser evacuados.

Vitamina B6: También es importante para producir progesterona. La mejor forma de tomar esta vitamina es como P-5-P (Pirodoxal-5-fosfato), que es en su forma activa y el organismo no tiene que convertirla.

Ácido fólico: Aparte de ayudar al hígado a desgradar los estrógenos, también aumenta el deseo sexual y regula la menstruación. La mejor forma de tomar esta vitamina es incluida en un compuesto las vitaminas B.

Vitamina E: oxigena el aparato reproductor y protege las hormonas sexuales.

Betacaroteno: Es convertido en vitamina A cuando lo necesita el organismo para mantener la actividad del corpus luteum que produce progesterona.

Zinc: Su deficiencia produce deficiencia en la producción de progesterona.

Quercetina: es una sustancia perteneciente a una clase de pigmentos vegetales hidrosolubles llamados flavonoides, que se encuentran en cebollas, manzanas, té verde etc. La quercetina tiene efectos antiestrogénicos en el organismo.

Omega 3: Un exceso de estrógenos predispone al organismo a la inflamación y enfermedades relacionadas con ésta (por ejemplo, la endometriosis). La inflamación puede ser una causa muy importante de infertilidad. El Omega-3 (cuya fuente se encuentra en el pescado azul) es un potente antiinflamatorio, además de un regulador hormonal. Otra de sus funciones es aumentar el flujo sanguíneo al útero (llevando nutrientes a este órgano) y disminuir la sensibilidad a la prolactina (la cual suprime la ovulación). También aumenta el moco cervical y promueve la ovulación.

Omega 6: En combinación con el Omega-3 funciona como un antiinflamatorio y mejora la estructura de las células reproductoras.

 

OVARIOS POLIQUÍSTICOS

El principal problema de este desequilibrio se basa en que los ovarios no producen óvulos y en cambio producen un exceso de andrógenos (testosterona, androsterona y androstendiona). Tanto hombres como mujeres producimos estas hormonas pero en la mujer un exceso de éstas suele producir menstruaciones irregulares o incluso su desaparición. Los andrógenos impiden que el óvulo alcance la madurez completa y por ello queda enquistado. Los ovarios entonces se llenan de quistes, causa de los óvulos no desarrollados.

Un motivo por el cual la mujer llega a producir más andrógenos de lo que le corresponde es el exceso de insulina. Las mujeres con Síndrome de Ovarios Poliquísticos suelen tener resistencia a la insulina. ¿Qué significa esto? Que las células se insensibilizan a la insulina. Otra causa del aumento de insulina es a través de la ingesta de un exceso de carbohidratos refinados (pan blanco, cereales refinados como la pasta o el arroz blanco, dulces, bollería etc.). En otros casos, la dieta es la correcta y, sin embargo, el nivel de insulina es excesivo debido a la falta de nutrientes que regulan la glucosa.

Cuando comemos carbohidratos (pan, pasta, arroz y cereales en general, vegetales etc), estos son convertidos en glucosa por la digestión. La glucosa es absorbida a la sangre y entonces, a través del páncreas, se produce insulina. Parte del trabajo de la insulina es encajar en los receptores celulares y ayudar a que la glucosa entre en las células donde se quema como energía. Sin embargo, cuando se ingiere un exceso de carbohidratos, el páncreas tiene que producir niveles altos de insulina para distribuir toda la glucosa generada en la digestión y metabolismo de esos carbohidratos. Por otro lado, cuando hay una insensibilidad en los receptores celulares, el páncreas sigue produciendo insulina en exceso dando como resultado muchos problemas de salud, entre ellos el desequilibrio hormonal y el exceso de peso, especialmente, en la zona abdominal. Cuanta más grasa corporal exista en la mujer, más probabilidades también de tener un nivel excesivo de estrógenos (la grasa produce estas hormonas, además de los ovarios y de las glándulas suprarrenales). Ya hemos visto antes el devastador efecto del exceso de estrógenos para la salud hormonal y la fertilidad.

Por lo tanto, es de vital importancia para no producir un exceso de insulina tener regulado el nivel de glucosa en sangre. Para ello, además de seguir una dieta adecuada (ver " La nutrición ortomolecular: Revoluciona tu salud con la medicina del siglo XXI. Editorial Robinbook"), es muy importante que estén presentes todos los nutrientes que se encargan de este proceso.

Aceite de lino: reduce la cantidad de insulina necesaria para bajar los niveles de glucosa en sangre.

Cromo: Este mineral se une a las moléculas de insulina y a los receptores celulares de la insulina favoreciendo el transporte de la glucosa a las células.

Zinc: Se encarga también de la producción, almacenamiento, descarga y actuación de la insulina. Su deficiencia puede causar severos desequilibrios en el control de la glucosa.

Magnesio: Tiene una labor muy importante en la descarga y acción de la insulina. Convierte también la glucosa en energía.

Vitaminas del grupo B: Especialmente la B3, B5 y B6 son necesarias para metabolizar correctamente la glucosa. La vitamina B6 además ayuda a metabolizar el magnesio y a absorber mejor el zinc.

Vitamina E: Favorece la entrada de glucosa en los músculos y afecta positivamente el deseo sexual.

Vitamina C: Normaliza la producción de insulina.

 

ENDOMETRIOSIS

Ésta es una enfermedad donde las células que revisten el útero comienzan a crecer y formar "parches" en otras partes del cuerpo donde no deberían estar como los ovarios, las trompas de Falopio, el intestino, la vejiga...
Estos "parches" responden al ciclo mensual de estrógenos y progesterona y pueden incluso sangrar, pero como no hay salida a ese sangrado, aparece el dolor y la inflamación.

Alrededor de los "parches" se producen cicatrices y quistes con sangre estancada y con gran cantidad de vasos sanguíneos.

Las causas más frecuentes de la endometriosis son un exceso de estrógenos, un sistema antiinflamatorio bloqueado y un sistema inmunitario deficiente.

Para tratar este desequilibrio es fundamental entonces:

1) equilibrar los estrógenos y la progesterona (o sea, reducir xenoestrógenos, activar la limpieza del hígado y mejorar la salud intestinal. Ver "Exceso de estrógenos y deficiencia de progesterona" más arriba).

2) activar el sistema antiinflamatorio. Este sistema está regulado, principalmente, por los llamados ácidos grasos esenciales, entre los que se encuentran el ácido linoleico (Omega 6) y el ácido alfa-linolénico (Omega 3). El gran valor de estos aceites es que una vez metabolizados, y si el cuerpo presenta las condiciones necesarias, se convierten en prostaglandinas (denominadas PG1, PG2 y PG3), que tienen un importante efecto sobre nuestra salud. Las PG1 y PG3 son antiinflamatorias, mientras que las PG2 son proinflamatorias, aunque también las necesitamos en menor cantidad. La mejor forma de controlar su producción es generando más cantidades de PG1 y PG3, que son las que controlan la producción del ácido araquidónico (precursor de las PG2).

Para que los ácidos grasos esenciales que ingerimos se conviertan en prostaglandinas, son necesarias unas enzimas metabólicas (delta-5-desaturasa y delta-6-desaturasa) que ponen el proceso de conversión en marcha. Para que estas enzimas funcionen bien, son necesarias las vitaminas B6, B3, C y biotina, y los minerales magnesio y zinc. Si alguno de estos nutrientes escasea en el organismo la conversión de las PG1 y PG3 se bloqueará y dará lugar a la activación de las PG2, no sólo produciendo inflamación en el organismo sino impidiendo su capacidad de desinflamar.

Otros factores que bloquean este proceso son una alimentación alta en grasas procesadas, alcohol, azúcar, infecciones víricas, radiación, cigarrillos, medicamentos antiinflamatorios y un exceso de insulina (ver "Ovarios Políquísticos" más arriba).


3) equilibrar el sistema inmunitario. El sistema inmunitario es el sistema que se encarga de asegurarse de que absolutamente todo lo que es "extraño" al organismo se mantiene fuera de nosotros. Nos protege de proteínas ajenas, virus, bacteria y células que crecen fuera de control o fuera de lugar. Si este sistema está comprometido, aparte de que podemos estar más expuestos a la invasión de cualquier microorganismo agresivo, también podemos sufrir la invasión de un crecimiento celular fuera de lugar como la endometriosis.
Existen una serie de nutrientes fundamentales para mantener el sistema inmunitario en óptimas condiciones.

La vitamina C: Se encuentra presente en altas concentraciones en las células de nuestro sistema de defensa, y nos ayuda a evitar la degeneración de este sistema.

El cromo y el complejo de las vitaminas B, al igual que la vitamina C: Se encargan de mantener el sistema inmunitario en óptimas condiciones y prevenir su degeneración.

La vitamina E: Está presente en los linfocitos y neutrófilos de nuestro sistema inmunitario, y previene la peroxidación de los lípidos (especialmente las membranas de las células). Cuando esta vitamina está deficiente en el organismo las membranas de los linfocitos se dañan y la inmunidad queda deprimida. Esta vitamina, por otro lado, es un potente reductor de las adherencias que se crean en la endometriosis.

El betacaroteno: Es un precursor de la vitamina A y activa la respuesta de las células "natural killer".

El selenio: Trabaja en sinergia con la vitamina E como antioxidante.

El zinc: Su deficiencia conlleva un declive rápido de la función de los linfocitos T.

Todos estos nutrientes, a su vez, son importantes para equilibrar los estrógenos y progesterona, y también controlar la glucosa para evitar la aparición de quistes en los ovarios.

 

CANDIDIASIS

La candidiasis es una infección causada por una levadura de la familia de las Cándidas (la más común la Cándida Albicans, pero existen unas 150 especies de cándidas distintas que nos pueden enfermar).

Las levaduras están presentes en nuestro organismo y se encuentran en la piel y en el aparato digestivo y genitourinario. Su función es mantener un pH sano, sirven de alimento y equilibrio para nuestra flora, absorben metales pesados para evitar que éstos entren en cantidad peligrosas a la sangre, y nos ayudan a degradar restos de carbohidratos mal digeridos.

La flora intestinal y vaginal junto con el sistema inmunitario nos ayudan a mantener estas levaduras bajo control. Sin embargo, existen una serie de factores que pueden afectar negativamente este sistema de control de nuestro organismo, causando un crecimiento excesivo de estas levaduras y, por consiguiente, la infección. Entre las causas más frecuentes se encuentran la ingesta de azúcar y sus derivados y un exceso de consumo de carbohidratos refinados; uso de antibióticos, corticoides y hormones sexuales sintéticas; un estrés continuo; y falta de nutrientes.

Las levaduras en estado sano viven en armonía con nuestro organismo y no son invasivas, mientras que en estado micótico producen rizoides invasivas que pueden penetrar en la mucosa intestinal. En este estado pueden causar inflamación y excesiva permeabilidad de la mucosa, impidiendo la correcta absorción de nutrientes. Como ya hemos visto en anteriores apartados, una falta de nutrientes puede contribuir a la formación de endometriosis, ovarios poliquísticos y a un sinfín de desequilibrios en el sistema hormonal. Por otro lado, las cándidas pueden encajar en los receptores hormonales de las células compitiendo con hormonas. El problema está en que pueden imitar a las hormonas, pero no pueden llevar a cabo las funciones de éstas. Las cándidas también pueden crear receptores de nuestras propias hormonas en sus superficies. Esta intromisión en el sistema hormonal puede causar un bloqueo y desequilibrio en este sistema, y, como resultado, un sinfín de síntomas como síndrome premenstrual, infertilidad, miomas, endometriosis, entre otros.

La candidiasis también destruye la vitamina B6, tan importante para regular la glucosa y evitar la formación de quistes en los ovarios y la producción de sustancias antiinflamatorias (tal y como ya he mencionado en anteriores apartados). Por otro lado, la candidiasis impide la conversión de la vitamina este nutriente.

Por otro lado, debido al grado de toxicidad en el que se encuentra el paciente con candidiasis, el hígado tiene que filtrar una gran cantidad de químicos y toxinas. Cuando este órgano se colapsa, la degradación de hormonas no acaba de llevarse a cabo correctamente dando lugar al aumento de estrógenos y sus consiguientes síntomas (ver "Exceso de estrógenos y deficiencia de progesterona", más arriba).

El tratamiento para la candidiasis es complejo y consiste en diferentes pasos (ver "Candidiasis Crónica" Ed. Robinbook). Los nutrientes más importantes para su tratamiento consisten en activar el sistema inmunitario y regular el sistema hormonal.

Vitamina C: Este nutriente es fundamental para mantener el sistema inmunitario activo ante una infección fúngica. Aparte de activar las enzimas antioxidantes (glutatión peroxidasa, catalasa y superóxido dismutasa) naturales de nuestro organismo. Una de sus funciones más importantes a la hora de ayudar con problemas hormonales y de fertilidad es que activa la enzima delta-5-desaturasa, la cual ayuda a metabolizar los ácidos grasos esenciales Omega 6 y 3. Estos ácidos, tal y como ya hemos visto en anteriores apartados, son muy importantes para el funcionamiento del sistema inmunitario y el control de la inflamación en el organismo (ambos necesarios para el control de la endometriosis) y ayuda a que la insulina trabaje eficazmente (para el control de los ovarios poliquísticos).

El grupo de las B: Las vitaminas de este grupo funcionan activando la respuesta de anticuerpos, produciendo células inmunitarias y manteniendo sanos los órganos relacionados con la inmunidad. Todo la gama de las vitaminas B es importante para el control hormonal, sin embargo, la vitamina B3, en particular, destruye formaciones de células inmunitarias ineficientes, aparte de activar la enzima delta-5-desaturasa para el metabolismo de los ácidos grasos esenciales (Omega 6 y 3) que como ya hemos visto controlan la inflamación en el organismo y ayudan a que la insulina trabaje eficazmente.
La vitamina B6, por otro lado, es fundamental para aumentar la función del timo y la inmunidad celular, y ayuda a metabolizar el magnesio y a absorber mejor el zinc (ambos minerales fundamentales para el control del sistema hormonal). También activa la enzima delta-6-desaturasa necesaria para el metabolismo de los ácidos grasos esenciales, tan importantes para prevenir la endometriosis y otros trastornos del aparato reproductor.
Las vitaminas B3, B5 y B6, cumplen una labor importantísima en el control de la glucosa del organismo y, por consiguiente, en la prevención de los ovarios poliquísticos.
Una deficiencia de las vitaminas B1, B2, B3, B5 y B6, ácido fólico y biotina produce una marcada reducción de anticuerpos, complemento y glóbulos blancos.

Magnesio: Este mineral está relacionado principalmente con la producción de energía, la multiplicación celular y formación de proteínas ( compuestos orgánicos de vital importancia para la formación de hormonas como la insulina, necesaria para controlar los niveles de glucosa en la sangre, y para la producción de sustancias que forman el sistema inmunitario, como anticuerpos). El magnesio es, a su vez, otro de los nutrientes fundamentales para activar la enzima delta-6-desaturasa, necesaria para el metabolismo de los Omega 6 y 3 y su conversión en prostaglandinas, las cuales controlan la inflamación y que la insulina trabaje más eficazmente.

Zinc: Este mineral tiene propiedades antiinflamatorias y antibacterianas. Desempeña un papel muy importante en la actividad del sistema inmunitario, ya que entre otras funciones se encarga de mantener el timo activo. El zinc está presente en más de 200 enzimas utilizadas por el organismo, de las cuales un gran número forma parte del sistema inmunitario. Por ejemplo, la hormona timulina (producida por el timo) para tener un efecto en los linfocitos T tiene que estar unida al elemento zinc. Cuando este mineral escasea en el organismo el número de linfocitos T y de hormonas producidas por el timo disminuye, y la función de los leucocitos cesa. Es igualmente importante para la producción de prostaglandinas y su control de la inflamación y para la producción, almacenamiento, descarga y actuación de la insulina (importante para evitar los ovarios poliquísticos).

Cromo: Este mineral forma parte del llamado "factor de tolerancia de la glucosa". Este factor trabaja conjuntamente con la insulina para regular los niveles de glucosa y prevenir la formación de ovarios poliquísticos.

Omega-3: Este aceite que se encuentra principalmente en el pescado azul y en las semillas o aceite de lino, se convierte en protaglandinas PG3, las cuales funcionan como potentes antiinflamatorios en el organismo. Aparte de esta función tan importante para tratar o evitar la endometriosis y cualquier inflamación en el aparato reproductor, otro aspecto muy importante a tener en cuenta de este aceite es que bioquímicamente hablando, los Omega 3 tienen una carga negativa. Esto hace que se distribuyan en una fina capa sobre las superficies sin formar agregaciones. Esta capacidad proporciona la energía necesaria para movilizar toxinas a la superficie de la piel, aparato digestivo, riñones y pulmones, donde dichas sustancias pueden ser eliminadas. La candidiasis produce una gran cantidad de tóxicos que deben ser drenados y limpiados de las células.

 

HIPOTIROIDISMO

Se llama hipotirodismo al bajo rendimiento de la glándula tiroides. Esta glándula es de vital importancia para el organismo ya que se encarga de controlar el metabolismo. Uno de los principales problemas causados por un mal funcionamiento de la tiroides es la anovulación (falta de ovulación) y la irregularidad en las menstruaciones.

Adicionalmente, algunas mujeres tienen la fase luteal demasiado corta. Esta fase es la que corresponde a los días entre ovulación y menstruación, y tiene que tener una duración de entre 13 y 15 días, para nutrir el óvulo fecundado.

El hipotiroidismo también puede elevar los niveles de prolactina (la hormona producida por la glándula pituitaria y que induce y mantiene la producción de leche después de un parto). Un exceso de prolactina puede prevenir la ovulación, o provocar irregularidades en el ciclo menstrual o incluso la ausencia de menstruaciones.

Algunas mujeres con hipotiroidismo también tienen ovarios poliquísticos, que como ya he mencionado en capítulos anteriores pueden ser causa de infertilidad.

La glándula tiroides produce la hormona tiroxina (o T4) y triiodotironina (o T3). Dos de las materias primas para la manufacturación de estas hormonas son el mineral yodo y el aminoácido tirosina. El yodo es transportado de la sangre a la tiroides donde, una vez allí, se une a la tirosina, la cual forma parte de las células de dicha glándula. Ambos nutrientes se obtienen a través de la dieta: el yodo se extrae de forma directa de alimentos como el marisco, pescado y algas; y la tirosina se obtiene a través de la conversión de otro aminoácido, la fenilalanina, que se encuentra, principalmente, en el pescado, carne, almendras, semillas de calabaza y sésamo, garbanzos y lentejas. Para que esta conversión se lleve a cabo con éxito es necesario un nivel adecuado de las vitaminas B6 y C. Una vez el yodo y la tirosina se han unido, y a raíz de un complejo proceso bioquímico, se forman las hormonas T4 y T3.

Alrededor del 90% de su producción ocurre como T4 y el 10% como T3. Sin embargo, antes de que dichas hormonas lleguen a los receptores de las células, la mayoría de la T4 pierde un átomo y se convierte en T3, la cual tiene mayor afinidad con los receptores celulares y es cuatro veces más potente que su compañera.

La hormona que se encarga de decidir qué cantidad de T4 y T3 debe fabricarse es la tirotropina (o TSH).

El hipotiroidismo más comúnmente diagnosticado es el relacionado con la escasa fabricación de las hormonas T3 y T4 y el exceso de producción de la hormona TSH. Sin embargo, en los análisis de sangre, los parámetros de estas hormonas son muy amplios. Por ejemplo, lo aceptado por la medicina convencional actualmente son unos valores de TSH entre 0.5 y 4.5 o incluso 5.0 mU/l. En nutrición ortomolecular y en la nueva endocrinología de EE.UU. una TSH por encima de 2.5 mU/l puede representar un hipotirodismo subclínico. Según las últimas investigaciones, para quedarse embarazada (y para mantener un embarazo sano) una mujer debe tener unos niveles de TSH entre 1 y 2 mU/l. Contra más alta la TSH más probabilidades de infertilidad o dificultades a la hora de mantener el embarazo.

Por otro lado, los análisis tampoco miden el nivel intracelular de la hormona T3. En otras palabras, una persona puede presentar unos niveles correctos en sangre de dichas hormonas y. aún así, sufrir de hipotiroidismo leve, ya que las células pueden no estar recibiendo las cantidades adecuadas de hormonas.

Para que la tiroides funcione óptimamente y para que la T4 se convierta en T3 y también para que haya una buena recepción celular, son importantes algunos nutrientes:

Las vitaminas A, B2, B3, B6, B12, C, E; los minerales selenio, zinc, cobre y yodo; el aminoácido L-Tirosina; y los ácidos grasos esenciales Omega 6 y Omega 3. Sin estos nutrientes, la tiroides no puede producir un nivel óptimo de hormonas, ni la hormona T4 puede convertirse en T3, ni los receptores de dichas hormonas en las células pueden funcionar correctamente.

Como he mencionado antes, la fenilalanina (obtenida en la alimentación) debe convertirse en tirosina. Las enzimas metabólicas que hacen posible esta transformación dependen de las vitaminas B6 y C.

La vitamina A es la necesaria para la producción de tiroxina (T4).

El yodo es un mineral componente de las hormonas de la tiroides (a no ser que el hipotiroidismo sea autoinmune, de Hashimoto). Sin suficientes cantidades de este mineral, las hormonas T3 y T4 no se pueden producir en cantidades adecuadas.

El selenio es necesario para la producción de la enzima deiodinasa, la cual se encarga de convertir la hormona T4 en T3. Este mineral, además, protege a la tiroides del daño causado por tóxicos, como los de la candidiasis.

La coenzima Q10 es un componente importante de la mitrocondria (centro de producción de energía) de las células de la tiroides. Este nutriente se utiliza para ayudar a la glándula tiroides a producir energía y llevar a cabo mejor su producción de hormonas.

 

NUTRIENTES PARA LA FERTILIDAD MASCULINA

Actualmente el hombre está presentando cada vez más problemas de infertilidad. El estilo de vida tan alejado de nuestras necesidades vitales, el estrés, los malos hábitos alimenticios, la falta de descanso y las deficiencias nutricionales, están contribuyendo a que aumenten día a día los hombres estériles o con dificultades para concebir. También el exceso de peso, tan común en nuestra sociedad actual, aumenta la cantidad de grasa en el escroto aumentando la temperatura en los testículos, afectando la capacidad reproductora masculina.

Los nutrientes más importantes para la fertilidad masculina son:

VITAMINA C: Esta vitamina juega un papel muy importante en la protección del material genético del esperma. De todos los fluidos del cuerpo, incluida la sangre, el esperma es el fluido que contiene más vitamina C.
Los hombres fumadores tienen aún más peligro de infertilidad ya que el cigarrillo destruye la vitamina C.
La vitamina C reduce el aglutinamiento del esperma. Este factor es muy importante ya que el esperma se aglutina cuando el sistema inmunitario produce anticuerpos que se unen al esperma. Estos anticuerpos normalmente están asociados a infecciones genitourinarias y de la próstata. Cuando hay aglutinación aumenta la posibilidad de infertilidad.

VITAMINA B12: Una deficiencia en esta vitamina provoca un reducido conteo y baja motilidad de espermatozoides.

ZINC: Este mineral es muy importante en la función sexual masculina. Es necesario en el metabolismo hormonal, la formación de esperma y su motilidad. La deficiencia de este nutriente se relaciona con niveles bajos de testosterona y de conteo del esperma. El zinc es necesario también para el desarrollo de la capa exterior y la cola de los espermatozoides.

CARNITINA: este aminoácido en altas concentraciones es muy importante para el metabolismo de la energía del esperma. El nivel de carnitina en el fluido seminal está inversamente correlacionado con el conteo y motilidad del esperma. Contra menos carnitina esté presente, mayor posibilidades de infertilidad en el hombre.

BORO: Este mineral parece ser que aumenta la hormona DHEA y los niveles de testosterona, incrementando a su vez la libido y una escasa función sexual.

ARGININA: Este aminoácido es decisivo para conseguir y mantener la erección. La dosis regular de este nutriente aumenta el conteo y la actividad del esperma. La cabeza de los espermatozides es rica en arginina.

OMEGAS: El semen es rico en prostaglandinas. Éstas son sustancias derivadas de los Ácidos Grasos Esenciales (que se encuentran en los alimentos ricos en Omega 3 y 6). Unos niveles bajos de prostaglandinas dan como resultado una calidad baja del esperma.

 

CÓMO DEBEN TOMARSE LOS SUPLEMENTOS NUTRICIONALES

Es aconsejable tomar siempre como base un multinutriente e ir añadiendo los nutrientes individuales que se requieran. Esto es debido a que ciertos nutrientes, de forma individual, pueden crear deficiencias de otros nutrientes.

Los multinutrientes que contienen vitaminas deben tomarse o bien después del desayuno o después de la comida, ya que por la noche pueden producir insomnio y nerviosismo.

Las vitaminas A, E y D deben tomarse con alimentos que contengan aceite o grasa para que se absorban adecuadamente.

La vitamina E funciona en sinergia con el selenio, la B3 con el cromo y la B6 con el zinc.

La vitamina B6 se puede tomar con la cena ya que tiene un efecto relajante.

Durante el embarazo no debe tomarse vitamina A en dosis superiores a 7.500 unidades internacionales (u.i).

La vitamina C es mejor tomarla después de las comidas, ya que su absorción es potenciada con el ácido clorhídrico generado en la digestión. Esta vitamina ayuda a absorber el zinc, hierro y manganeso.

La vitamina E puede aumentar la presión sanguínea, en dosis por encima de 400 u.i. Cuidado si se sufre de hipertensión.

Los Omega y la vitamina E, deben evitarse tomar antes de una operación ya que pueden hacer que la sangre pierda densidad y podrían dificultar la coagulación.

Los Omegas no son recomendados en casos de epilepsia.

Los minerales, como el magnesio, zinc, calcio, cromo deben tomarse con alimentos ricos en proteína, excepto el selenio que debe tomarse en ayunas. En especial el magnesio, zinc y calcio, si se toman de forma individual (y no sólo incluidos en un multinutriente) es mejor tomarlos con la cena.

El calcio y el magnesio, junto con la vitamina D, favorecen su mutua absorción.

El hierro debe tomarse con un suplemento de zinc, ya que son antagonistas.


Cala H. Cervera, 2013

 

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