Desde que te cuidas más y has introducido “alimentos sanos" sientes tu intestino peor?.

¿Estás más hinchad@? ¿Tal vez tienes diarrea? Algo que no te solía pasar… o ¿tienes heces pastosas y/o blandas? ¿Te encuentras en ellas “cositas” blancas, como trozos de granos de arroz sin haber comido arroz?.

¿Has añadido, o aumentado, los  frutos secos y semillas a tu dieta?.

Tal vez tu cuerpo está reaccionando negativamente a ellos.

Las semillas y los frutos secos no están creados por la Naturaleza para ser digeridos. En ellos se guarda la información más preciada de la planta, árbol o fruta y lo último que desean es ser destruidos por un intestino.

El objetivo de las plantas es reproducirse y como éstas no pueden trasladarse de un lugar a otro por su propio pie, utilizan a los animales como método de transporte y reproducción.

Así un animal se come esa semilla en forma de planta o fruta, NO LA DIGIERE (porque no está hecha para ello) y acaba eliminándola kilómetros más tarde  y plantándola en otro lugar… y así se mantienen algunas especies vegetales.

No solo la semilla se encarga de no ser digerida sino también de proteger esa información genética cubriéndola de oxalatos, fitatos y demás químicos naturales que pueden llegar a ser muy agresivos para el intestino, especialmente si éste es delicado.

Durante muchos años recomendé los frutos y semillas como super alimentos. Sin embargo, observando y sobre todo no dando por hecho lo sabido, fui modificando mis consejos. Al retirarlos en personas con candidiasis, SII, gastritis, colitis e incluso en casos de anemia, he visto importantes y sorprendentes cambios.

Si te sientes identificad@ con este post, haz la prueba, elimina todos los frutos secos, las semillas, las cremas de frutos secos, tahín y alimentos que los contengan… y observa.