La energía la valoramos para hacer cosas como ir al gimnasio, limpiar la casa, ir a trabajar por las mañanas, jugar con los hijos… pero el valor de la energía va mucho más allá… la necesitas para digerir, metabolizar, reparar y limpiar tu organismo, para producir nuevas células, ovular, quemar calorías, mantenerte en un peso sano, crear nueva piel y huesos... y muuuuuucho más…

Por ello es muy importante alimentarse con todos los nutrientes y materia prima que necesita cada una de tus células (tus fábricas de energía), descansar las suficientes horas como para despertarte sin despertador, mover el cuerpo para movilizar tu energía interna, tomar el sol para recibir su energía (no solo para producir vitamina D, que también).

Si no generas energía en tu interior, difícilmente sentirás la energía para hacer cosas ahí afuera. Necesitarás estimulantes externos, como café y carbohidratos, que solo azotarán a tus glándulas suprarrenales para que durante un rato tengas la ilusión de que tienes energía, pero solo será un chute artificial, luego vendrá el bajón y de nuevo tendrás que recurrir a otro estimulante… y así te convertirás en una montaña rusa durante el día. Montaña rusa física y emocional.

Así que asegúrate de cuidar tu energía como uno de tus tesoros más valiosos. De ella depende mucho de lo que ocurre en ti.