Nuestro organismo no dispone de una reserva de abastecimiento de agua, y por este motivo ha desarrollado un sistema para su distribución y regulación.

Esto asegura que sus áreas y funciones más importantes, como el cerebro, dispongan de un mecanismo de "riego" eficaz y fiable.

La primera respuesta del cuerpo ante la deshidratación es limitar la pérdida de agua del organismo. De esta manera, la producción de orina y sudor decrece y más agua es extraída del contenido del colon, haciendo la heces más secas.

Básicamente, esto significa reabsorción de toxinas en el cuerpo. Lo que a su vez, pone presión en el hígado que tiene que enfrentarse a la ardua tarea de filtrar grandes cantidades de toxinas. 

Los efectos de la deshidratación afectan a este sistema mucho antes de que notemos los primeros síntomas de sed o de tener la boca seca. Cuando sentimos estos síntomas, ya es demasiado tarde, estamos deshidratados y el sistema de distribución y regulación del organismo ha sido afectado.

Este sistema está regulado, entre otras, por la histamina, sustancia producida por un tipo de células y que está presente en todos los tejidos del cuerpo, dirige y opera los sistemas que promueven el abastecimiento y distribución de agua en varios tejidos y órganos.

Uno de sus efectos es dilatar y permeabilizar los vasos sanguíneos, para que el agua pase a los tejidos.

Cuando estamos deshidratados aumenta la producción de histamina (para hacer llegar un mínimo de agua a los lugares más necesitados) y con ello la inflamación y dolor en cualquier parte del cuerpo.

Asegúrate de que bebes suficiente agua embotellada durante el día. No permitas entrar en deshidratación. Muchos dolores y molestias pueden desaparecer hidratándote adecuadamente.