Mi amigo Lluis me ha traído esta caja llena de alimentos ricos de su huerto… a 1300 metros de altura, con mucho sol, aire puro y tranquilidad, crecen con paciencia los vegetales y las frutas.

En la montaña, la vida es sencilla. Cuando observas y aprendes de la Naturaleza, te das cuenta de que comer debería ser algo sencillo y natural; sin embargo, hemos acabado intelectualizando esta necesidad humana.

Hemos perdido el instinto de la comida, los sabores dulces y salados concentrados han desvirtuado nuestras papilas gustativas, los aditivos químicos en la comida nos desnutren y desequilibran, comemos guiados por las adicciones que hemos desarrollado con la comida industrializada, y todo ello a pesar de que hoy comemos de forma más variada que nunca. Es evidente que la variedad no es la clave de una alimentación sana, lo es la calidad.

Escoge, siempre que puedas, alimentos ecológicos y a ser posible de proximidad.