No todo es la nutrición en cuanto a salud se refiere. Sin duda, es una parte importantísima, tal vez la que más en cuanto a la parte física se refiere, pero no olvidemos que nuestro entorno también puede favorecer o afectar negativamente a nuestra salud.

Revisa tu casa y lugar de trabajo y mira si hay signos de moho. La inhalación constante de moho debilita el sistema inmunitario… y no siempre somos conscientes de su olor. Si no es un problema grave de humedad, nos podemos acostumbrar a él sin darnos cuenta, pero los efectos negativos seguirán siendo los mismos.

Sanea cualquier rincón o superficie o armario donde veas o notes olor a moho. Cuidado con la tierra de las plantas también, remuévela, oxigénala. Revisa las cortinas del baño o la mampara, los azulejos, el suelo y rincones del plato de ducha. Limpia o repara humedades en las paredes. Limpia la nevera semanalmente. Ventila cada día las habitaciones y el baño después de la ducha. Airea almohadas, edredones, dale la vuelta al colchón regularmente. Si tienes la suerte de que dé el sol en tu casa, deja que entre y purifique las estancias.

El vinagre y el bicarbonato son excelentes productos para la limpieza regular de la casa. Yo utilizo el vinagre para limpiar el baño, parquet, baldosas, mampara, grifería… es maravilloso.

Un espacio limpio, aireado, ordenado, con plantas sanas, sin acumulación de trastos, es muy importante para la salud física... y también mental.