Por supuesto es incómodo estar con fiebre. La batalla que se genera entre nuestras defensas y el invasor produce síntomas. El cuerpo sólo tiene ganas de estar en cama y dormir, para que la energía no se utilice en caminar hasta el metro, trabajar 8 horas, ir a recoger a los niños etc etc etc. Toda esa energía la necesita el organismo para defenderse y quiere que te quedes en cama y le dejes trabajar mientras descansas.

Por eso, lo peor que puedes hacer en esos momentos es tomarte algo que te baje la fiebre, te quite el malestar y puedas seguir con tu vida normal. Momentáneamente estarás más o menos bien pero sólo durante el tiempo que dure el efecto del fármaco. Mientras tanto nuestro cuerpo no estará defendiéndose y el invasor seguirá avanzando y así es como estos procesos se complican o duran más de lo que deberían.

Si tienes fiebre, déjala actuar. Es la mejor forma de pasar el proceso limpiando de raíz y dejando el organismo como nuevo. Si te sube más de 39.5ºC bájala un poco mojando una toalla en agua fresca y vinagre y pasándotela por el cuerpo… destápate, airea la habitación y baja la fiebre unos grados, lo justo para que actúe pero sin dañarte. Y sobre todo bebe agua, porque la fiebre deshidrata.

La vitamina C, la A y el zinc te ayudarán a potenciar tus defensas en esos momentos y a que el proceso sea mucho más llevadero.