A veces para curarte es necesario que te des permiso.


Si has probado todo tipo de terapias, dietas, remedios, nutrientes, técnicas… y sigues encontrándote mal o mejoras pero sólo durante una o dos semanas y luego vuelves a tu rutina de malestar, pregúntate si realmente te estás dando permiso para sentirte bien.


Tal vez de pequeñ@, ya fuera por catarros, anginas, otitis o infecciones recurrentes, o por recibir una sobreprotección, te hicieron creer que eras débil y plantaste la semilla de la debilidad en tu mente… y el cuerpo siempre obedece a la mente… si te crees débil tu cuerpo actuará en consecuencia.

Tal vez reprimiste tu salud si creciste en un hogar donde alguno de tus progenitores o hermano sufría una enfermedad crónica. De adulto es posible que estés acostumbrad@ a contener tu salud.

A veces la culpabilidad por algo del pasado que no te has perdonado, te impide sentirte bien físicamente como una forma de castigo.

Antes de iniciar otro nuevo tratamiento plantéate si te estás dando permiso para estar san@. Es importante traer a la conciencia el bloqueo que te impide avanzar y deshacerlo con cariño.