Eso demuestra que independientemente a todo, las personas tenemos un submundo cotidiano que sobrevive a todo. A pesar de los dramas de la vida,  sigue habiendo rincones de diversión, coqueteo, y las personas seguimos queriendo gustar y vernos bien. 

La belleza es y ha sido siempre algo importante en la historia del Ser Humano, y, en especial, la piel ha sido símbolo de ella. Siempre han existido trucos, ungüentos, formas de embellecerla, desde los baños de leche de Cleopatra, hasta los polvos de arroz para blanquear la piel utilizados en el siglo XVIII.

Actualmente, a parte de una magnífica cosmética, existen increíbles nutricéuticos para la piel.

La recién fallecida Leslie Kenton (gran autora de temas de salud y la persona que con su trabajo me inspiró a estudiar nutrición ortomolecular hace más de 20 años), en su libro “Skin Revolution” habla de 3 nutrientes milagrosos para la piel: el azufre, la carnosina y la vitamina B3 en forma de nicotinamida. 

El azufre es uno de los elementos que más influye en nuestra belleza. 

La mejor forma de azufre para nuestro organismo es el Metil-sulfonil-metano o MSM, es el tercer elemento más abundante en nuestro cuerpo. Una de sus propiedades fundamentales es la de neutralizar los radicales libres que dañan la piel. También retrasa la pérdida de colágeno, estabiliza el tejido conectivo, ayuda a desintoxicar a nivel celular, aporta elasticidad y ayuda a reparar la piel y a proteger la mucosa intestinal (factor principal para mantener la piel sana), a la vez que produce queratina, importantísima para el pelo, uñas y por supuesto piel. 

Una buena dosis es 2000mg de MSM por cada 60 kilos de peso. Hay que empezar a tomarlo en dosis bajas e ir aumentándolo poco a poco, por su efecto desintoxicante. Es bueno tomarlo junto con vitamina C (por cada 2000mg de MSM, se debe tomar 1000 mg de vitamina C).

La carnosina. Al igual que el MSM, es un potente antioxidante. Actúa rejuveneciendo células viejas y aumenta la vida del ADN de éstas, y también sus lípidos y proteínas. A la vez desintoxica y protege las células del exceso de oxígeno. Una de sus grandes funciones es prevenir la glicosilación y la acumulación de sus productos de desecho que destruyen el colágeno y producen arrugas y flacidez. 

La dosis recomendada es de 50-200mg al día en ayunas.

La vitamina B3 (en forma de nicotinamida o niacinamida). Esta vitamina tiene excelentes propiedades antiinflamatorias. También aumenta la energía celular, aumenta la producción de colágeno, prolonga la vida de las células fibroblastos (pertenecientes al tejido conectivo), reduce las arrugas, repara el ADN después de la exposición al sol, a las ondas electromagnéticas y a la contaminación y también reduce las manchas que aparecen con la edad.

La dosis recomendada es de 250-500mg al día con comida.

La piel de todo el cuerpo se rejuvenece, aterciopela y se vuelve mucho más firme. Los efectos comienzan a verse en un par de meses.

Por supuesto, el proceso siempre acompañado de aire puro y sol moderado, ejercicio y una buena alimentación ecológica rica en vegetales, carne y pescado azul, huevos, frutos secos, semillas, fruta, aceite de oliva, aguacates, pocas legumbres y mucha agua. Por el contrario, nada de lácteos, azúcares, grasas hidrogenadas, ni cereales. 

Un conjunot de hábitos de vida que no pasará desapercibido en tu piel.