Cala H. Cervera (nutricionista ortomolecular)

 

LOS MISTERIOS DEL AGUA


El agua es la sustancia inorgánica más importante y abundante en todos los sistemas de vida y lo es también en nuestro cuerpo, puesto que compone casi todo el volumen de las células y fluidos.

Para entender la función esencial que el agua cumple en nuestro organismo, es imprescindible comprender sus funciones. Un recién nacido es un 97 % de agua y un adulto alrededor de un 75 %.

 
Funciones del agua

  1. Es un excelente solvente y, a la vez, medio de suspensión. Como solvente, el agua permite que ciertos materiales se disuelvan en ella, formando una solución. Si diluimos sal en un contenedor de agua, una vez se deja reposar dicha solución, la sal no cae en el fondo del contenedor separándose del agua, sino que ambos materiales forman uno nuevo. Por el contrario, en una suspensión, el material suspendido, por ejemplo, arena, se puede mezclar temporalmente con el agua, pero eventualmente, al dejar la mezcla en reposo, la arena cae en el fondo del contenedor separándose del agua. Esta propiedades que tiene el agua de ser un solvente y, a la vez, un medio de suspensión, la convierten en un medio ideal para las reacciones metabólicas, y por lo tanto, esenciales para la salud y la supervivencia. Por ejemplo, en las reacciones metabólicas, las moléculas que cargan energía y las enzimas se mezclan con el agua para fabricar nuevos productos. Por otro lado, los productos de desecho no se disuelven en el agua, sino que son suspendidos en ella para ser eliminados del organismo a través de la orina. Si no fuera así, los productos de desecho se diluirían en el agua y no podrían ser eliminados del cuerpo.
  2. Sirve de lubricante.Forma parte de las mucosas y de otros fluidos lubricantes. La lubricación es especialmente necesaria en el pecho y abdomen, ya que los órganos en estas zonas se tocan y rozan entre ellos. Por otro lado, las articulaciones con sus respectivos huesos, ligamentos y tendones requieren también buenas cantidades de agua para evitar fricción y dolor. El agua localizada en las mucosidades del aparato digestivo humedece la comida para asegurar que ésta pase sin esfuerzo por el intestino.
  3. Sirve para regular la temperatura.El agua requiere una gran cantidad de calor para cambiar de líquido a gas. Cuando el agua se evapora de la piel (transpiración), se lleva con ella grandes cantidades de calor y proporciona un excelente mecanismo de refrigeración. Por otro lado, absorbe y libera calor lentamente. La presencia de grandes cantidades de agua en el organismo disminuye los efectos de los cambios de temperatura del medio ambiente y, por lo tanto, ayuda a mantener el equilibrio de la temperatura corporal.
  4. Participa en reacciones químicas del organismo.Por ejemplo, durante la digestión, el agua puede ayudar a romper moléculas grandes de nutrientes y convertirlas en moléculas más pequeñas. Este proceso es necesario para que el cuerpo use la energía de los nutrientes que ingiere.

 
Sustancias hidratantes

Mucha gente hoy en día no bebe suficiente agua. Aunque el fluido ingerido a diario puede parecer suficiente. Si parte de éste proviene del café, té, refrescos o bebidas alcohólicas, corremos el riesgo de estar deshidratados, ya que los efectos diuréticos y desmineralizantes de estas sustancias le roban al organismo más agua (y minerales) de la que, por otro lado, le suministran. Lo mismo ocurre si la persona toma diuréticos, en forma de fármacos, con el fin, por ejemplo, de controlar una hipertensión, o a través de métodos más naturales con el objetivo de perder peso.

 

Cómo el organismo regula el mecanismo del agua

Nuestro organismo no dispone de una reserva de abastecimiento de agua, y por este motivo ha desarrollado un sistema para su distribución y regulación. Esto asegura que sus áreas y funciones más importantes, como el cerebro, dispongan de un mecanismo de "riego" eficaz y fiable. La primera respuesta del cuerpo ante la deshidratación es limitar la pérdida de agua del organismo. De esta manera, la producción de orina y sudor decrece y más agua es extraída del contenido del colon, haciendo la heces más secas. Básicamente, esto significa reabsorción de toxinas en el cuerpo. Lo que a su vez, pone presión en el hígado que tiene que enfrentarse a la ardua tarea de filtrar grandes cantidades de toxinas. Ante esta situación, el hígado tiene menos capacidad de realizar sus otras funciones, como guardar y liberar glucógeno para mantener unos niveles estables de glucosa en la sangre, o la metabolización de grasas, que cuando no se queman adecuadamente quedan acumuladas en los tejidos.

Los efectos de la deshidratación afectan a este sistema mucho antes de que notemos los primeros síntomas de sed o de tener la boca seca. Cuando sentimos estos síntomas, ya es demasiado tarde, estamos deshidratados y el sistema de distribución y regulación del organismo ha sido afectado.

Este sistema está regulado de la siguiente manera: la histamina, sustancia producida por un tipo de células y que está presente en todos los tejidos del cuerpo, dirige y opera los sistemas que promueven el abastecimiento y distribución de agua en varios tejidos y órganos. Uno de sus efectos es dilatar y permeabilizar los vasos sanguíneos, para que el agua pase a los tejidos. Un exceso prolongado de histamina, causado por una deshidratación crónica, puede ocasionar inflamación y dolor en cualquier parte del cuerpo.

Por otro lado, está el sistema que incluye la acción de las hormonas vasopresina y renina-angiotensina. La vasopresina es una hormona producida por la glándula pituitaria que causa vasoconstricción. Dicha hormona desempeña un papel muy importante en la distribución del agua a los tejidos a través de los capilares. También actúa como reguladora del flujo de agua entre las células y el líquido en el que éstas están suspendidas. Dependiendo de la jerarquía de las células, algunas tienen más receptores de la hormona vasopresina en sus membranas. Cuando las células reciben poco agua, los receptores de la vasopresina se abren, permitiendo el paso exclusivo de moléculas de agua en el interior de las células.

El sistema renina-angiotensina es un grupo de hormonas que influencian todos los aspectos del control de la presión sanguínea, incluyendo la contracción de los vasos sanguíneos, el balance de sal y agua y el desarrollo celular de la células del corazón. La renina es enviada a la sangre a través de los riñones en respuesta de las hormonas del estrés producidas por el cerebro. Reacciona con un sustrato del hígado para producir angiotensina. Este sistema es activado cuando el volumen de líquido disminuye y hace que los riñones retengan agua y sal. Igual que la vasopresina, la angiotensina también regula el contenido líquido del sistema circulatorio. Una vez que el sistema renina-angiotensina se pone en marcha, se produce una constricción vascular hasta que el organismo adopta un nivel adecuado de agua.

Cuando la vasopresina y la angiotensina cierran los capilares de ciertos órganos y tejidos como respuesta de la deshidratación, los vasos sanguíneos más grandes también se estrechan para acomodar la pérdida de volumen de sangre. De esta forma, el corazón tiene que trabajar con más esfuerzo para aumentar la presión sanguínea, con el fin de mantener un buen nivel de oxígeno en el cerebro y otros órganos vitales. Sin embargo, ¡la hipertensión se suele tratar con diuréticos!

 

Síntomas reflejo de la deshidratación crónica

El trabajo más brillante llevado a cabo sobre las propiedades terapéuticas del agua se debe al Dr. Fereydoon Batmangelidj. Sus descubrimientos empezaron durante el tiempo en que estuvo prisionero, en espera de ser ejecutado, como disidente político en una cárcel iraní. El agua era lo único de que disponía para ayudar a un compañero de prisión que sufría grandes dolores causados por una úlcera de estómago. Más tarde, Batmangelidj fue liberado y se dedicó al estudio de más de tres mil casos de úlceras pépticas, llegando a la conclusión de que la deshidratación crónica era el factor clave de cada uno de esos casos.

El estómago está protegido de sus propios ácidos y jugos digestivos por una capa gruesa de mucosidad (compuesta por un 98 % de agua), la cual contiene pequeñas cantidades de bicarbonato sódico. Esto hace que el ácido clorhídrico no dañe el estómago. Sin embargo, la mezcla de este ácido junto con el bicarbonato sódico forma cloruro de sodio o, en otras palabras, sal, siendo precisamente la sal la que rompe la barrera molecular que le proporciona a las mucosidades su consistencia espesa y pegajosa.

El agua desempeña un importante papel en la protección de esta mucosa, ya que continuamente la hidrata y renueva para evitar su deterioro. Cuando bebemos un vaso de agua con el estómago vacío, ésta pasa inmediatamente al duodeno, donde es absorbida. Al cabo de una media hora, casi la misma cantidad de agua que ha sido ingerida es segregada de vuelta al estómago a través de las células de la mucosa.

Si la mucosa del estómago es demasiado fina, el ácido puede dañarla fácilmente, causando dolor e irritación y, con el tiempo, se puede desarrollar una úlcera. Como ya hemos visto anteriormente, una de las primeras acciones del sistema de control de agua en el organismo en caso de deshidratación es estrechar los vasos sanguíneos, lo cual limita la entrada de sangre a los órganos digestivos. Esto reduce la capacidad de las células de mantener un buen nivel de agua, sodio, bicarbonato y mucosidades que protegen el estómago.

Sin embargo, las úlceras no son el único problema causado por la deshidratación crónica. Como acabamos de ver, el mecanismo de regulación del agua es complejo y extenso, y no es de extrañar que su desequilibrio pueda producir una gran variedad de síntomas, signos y alteraciones en el organismo.

 

Cómo recuperar la salud a través del agua

Extraído del libro The healing energies of water de Charlie Ryrie

  • Lo ideal es beber unos 8 vasos diarios (equivalente a 2 litros). Empieza el día con un vaso de agua.
  • Evita beber durante las comidas, ya que seguir esta prác-tica puede interferir con el trabajo de los jugos gástricos, dificultando la digestión. Es mejor beber media hora antes de las comidas y entre comidas.
  • Escucha tu cuerpo. En muchas ocasiones, comemos no porque tengamos hambre, sino porque el cuerpo nos pide agua, aunque la sensación de sed no la reconozcamos. Antes de "picar" algo, prueba a beber un vaso de agua.
  • Cuando tenga dolor de cabeza, acidez, dolor de estóma-go, fatiga o cualquier otro síntoma común, antes de tomar-te un medicamento, prueba a beber agua.
  • Cuando te sientas estresado o ansioso, bebe agua. Esto te ayudará a mantener todos los fluidos del cuerpo equili-brados y te ayudará a calmarte
  • Evita ingerir comida "basura" en general, beber excesos de alcohol, café, té y refrescos. Este tipo de sustancias desnutren y deshidratan. Si algún día te excedes en con-sumo, recuerda beber más agua para compensar.
  • Conforme te vayas acostumbrando a beber más agua, asegúrate de llevar una buena dieta (con especial énfasis en el consumo de vegetales, legumbres, frutas y frutos se-cos), ya que inicialmente puedes perder algunas sales y minerales.
  • Termina el día con un vaso de agua.

 
Es recomendable también tomar lecitina, con el fin de ayudar a que las membranas de las células sean más permeables al intercambio de agua. Para terminar, no esperes a tener sed para beber, al igual que no esperas a que te falte el aire para respirar. 

 

¿Qué tipo de agua se debe tomar?

Una buena agua necesita estar compuesta de diversidad de sales minerales y ciertos elementos, tanto para mantenerse sana como para nutrir al ser humano. Beber agua sin minerales puede causar problemas de salud, al igual que beber agua con un exceso de éstos.

Sin duda, el agua más recomendada para nuestro consumo es el agua mineral natural. Sea cual sea tu elección respecto a marcas, gustos, etc., lo que sí se debe evitar es beber el agua del grifo, dada la cantidad de sustancias nocivas que contiene para la salud.

  • Aluminio: puede estar presente en aguas procedentes de lluvia ácida, o puede añadirse para limpiar un agua turbia. Algunos tanques de agua caliente llevan resistencias de aluminio para calentarla.
  • Nitratos, residuos de fertilizantes.
  • Herbicidas y pesticidas procedentes de tierras de cultivo o granjas.
  • Metales pesados procedentes de tuberías viejas y de la contaminación.
  • Cloro usado como esterilizante contra la bacteria. El cloro afecta el metabolismo de la grasas y la actividad hormonal, inhibe la accción de ciertas enzimas, dificulta la recuperación de algunas enfermedades y mata la buena bacteria del intestino.
  • Flúor añadido como medida de prevención para la salud dental de los niños. Sin embargo, el flúor en cantidad puede debilitar el sistema inmunitario y causar problemas de corazón. Inhibe ciertas enzimas del organismo, afecta negativamente a los riñones, glándulas tiroides, ojos y piel, y puede debilitar la estructura de los huesos.




Signos de desequilibrio por falta de agua

  

  • Dolor de cabeza
  • Aturdimiento
  • Fatiga
  • Piel seca y arrugas
  • Estreñimiento
  • Hipertensión
  • Depresión
  • Falta de concentración      
  • Calambres
  • Taquicardias
  • Mal aliento
  • Lengua sucia
  • Alergias
  • Asma
  • Artritis
  • Envejecimiento prematuro
  • Retención de agua
  • Bajones de azúcar
  • Exceso de peso
  • Colesterol alto
  • Indigestión
  • Úlceras
  • Picores
  • Dolores crónicos
  • Tensión premenstrual
  • Calambres menstruales