En estos días de confinamiento no luches contra el aburrimiento, ni el tuyo ni el de tus hijos.

Estamos acostumbrados a huir despavoridamente del aburrimiento… como si fuera algo malo.

No permitimos que los niños se aburran y en estos días, más que nunca, algunos padres son esclavos del entretenimiento de sus hijos.

El aburrimiento es necesario para bucear en nosotros mismos hasta sentir “la sintonía” que hemos perdido momentanea o permanentemente. 

Cuando nos aburrimientos nos preguntamos "¿qué necesito?" ¿no es así? Y entonces comenzamos a bucear en nuestro interior haciendo una selección de “menús” de posibilidades que sintonicen con nuestra necesidad.  Se agudiza nuestra escucha interior. Normalmente el aburrimiento siempre nos lleva a algún lugar interesante.

Ayer leí un artículo de Lucía Etxebarría donde comentaba una conversación telefónica con Alberto Casalta, el director del Instituto de Psicoterapia La Plana, que decía:.

“El aburrimiento es la base de la creatividad, de la motivación. Los padres que se encargan de hacer una Disneylandia de la infancia de sus hijos, proveyendo entretenimiento de forma constante, los están invalidando emocionalmente, y castrándoles la imaginación.”.

Creo que hay que desmitificar el aburrimiento y dejar de tenerle miedo. Podríamos cambiar el concepto negativo que tenemos de él, y definirlo como el estado transitorio y necesario para encontrar nuestro siguiente paso y seguir avanzando.