Los primeros días de la dieta antifúngica son los peores momentos del tratamiento. El cuerpo reclama las sustancias adictivas que le has retirado de golpe. Tal vez sientas cansancio, hambre insaciable, mal humor, agravamiento de tus síntomas… No te preocupes, todo el malestar pasará en cuestión de días. Es sólo el síndrome de abstinencia. Algo desagradable pero no tiene que asustarte ni preocuparte.

Una vez retiras estas sustancias adictivas, con los días y semanas, dejarás de pensar en ellas porque tus células, en realidad, no las necesitan, ni están programadas para hacer uso de ellas.

Si superas esta corta etapa, seguir la dieta es mucho más fácil de lo que te imaginas. Tu cuerpo está más programado para este tipo de alimentación que para la que has llevado hasta ahora. Confía.